El potro neonato (en sus primeras horas y días de vida) es un animal especialmente frágil, al que debe prestarse una correcta atención por parte del cuidador para detectar a tiempo cualquier problema de salud ya que el tiempo suele correr en nuestra contra.
Algunos de los problemas más frecuentes del potro neonato son los siguientes:
-Hipoxia neonatal: es una patología sufrida por potros que reciben un aporte de oxígeno reducido durante el momento del parto (algunas causas pueden ser un problema placentario o del cordón umbilical o un parto distócico). Estos potros pueden aparecer perfectamente normales durante los tres primeros días de vida, momento en el que empiezan a mostrar signos de debilidad, déficits neurológicos e incluso; en los casos más graves; episodios convulsivos. Un potro que no aprende a mamar por sí mismo, tiene dificultad para levantarse, deambula «sin rumbo» por la cuadra o realiza movimientos anormales; es debe ser evaluado por el veterinario ante la sospecha de un caso de hipoxia neonatal. El tratamiento para estos casos requiere una terapia intensiva de soporte (alimentación enteral y/o parenteral, calor, cambios de posición frecuentes, fisioterapia, control de las convulsiones) combinada con fluidoterapia, suplementación electrolítica, terapia antioxidante y neuroprotectora así como, en gran parte de los casos; tratamiento del fallo de la transferencia pasiva de la inmunidad y de infecciones secundarias. El pronóstico para estos animales es variable en función del grado de afectación, pero un buen número de ellos puede conseguir salvarse y convertirse en un caballo adulto normal cuando se realiza la inversión adecuada en el momento preciso.
-Cólico: los potros neonatos pueden sufrir un buen número, de problemas que cursan con dolor abdominal agudo; destacando las impactaciones de meconio y, en menor número de casos; los problemas urinarios como la rotura de vejiga. Debido a la fragilidad de los sistemas cardiovascular e inmunitario del potro neonato, es extremadamente importante una adecuada evaluación temprana por parte del veterinario ante los primeros síntomas de cólico para garantizar las máximas posibilidades de éxito terapéutico.
-Disfagia: es la dificultad para deglutir alimento. En la mayoría de los casos se relaciona bien con malformaciones congénitas (paladar hendido, quiste subepiglótico) como con problemas de tipo neurológico (en algunos casos de hipoxia neonatal, o intoxicaciones por diferentes compuestos). En cualquier caso supone una urgencia médica no solo por la necesidad de establecer un diagnóstico y valorar las posibles opciones de tratamiento; sino por el elevado riesgo de que el potro contraiga una severa neumonía pos aspiración que ponga en grave riesgo su supervivencia. Un potro que derrama leche por los ollares o que no logra fijarse a la ubre; o una ubre permanentementemente llena o que expulsa leche; deben orientarnos hacia un problema de este tipo; ante el que se debe buscar atención veterinaria temprana. En el vídeo adjunto se puede observar una ubre muy llena que derrama leche, y un potro que no logra fijarse a ella. En este caso el potro también derramaba leche por los ollares después de mamar. La endoscopia de vías aéreas superiores reveló un quiste subepiglótico.
-Diarreas: el sistema gastrointestinal del potro neonato se encuentra también en desarrollo y debe colonizarse durante las primeras semanas por la flora bacteriana saprófita que se encuentra de manera natural en el tubo digestivo del caballo adulto. La primera etapa de la vida de un potro está llena de cambios de alimentación y por lo tanto también de multitud de cambios en su flora digestiva. En esta etapa es frecuente la aparición de diarreas, algunas de las cuales aparecen muchas veces de forma normal (“diarrea del celo del potro”) y son autolimitantes. No obstante, algunas diarreas neonatales pueden poner en grave riesgo la supervivencia del potro (algunos ejemplos son las causadas por agentes como la Salmonella o el Clostridium). Si encontramos un potro que se mantiene con diarrea más de 2 o 3 días seguidos, se deprime, deja de mamar, presenta fiebre, expulsa heces con sangre o con mal olor; debemos buscar asistencia veterinaria con urgencia, ya que estos animales tan jóvenes son especialmente sensibles a la deshidratación y deben recibir cuidados intensivos; muchas veces en entorno hospitalario.
-Isoeritrolisis neonatal: es un proceso de etiología autoinmune. Se produce cuando el potro hereda el grupo sanguíneo del padre y la yegua, por algún motivo; se ha inmunizado frente a ese grupo. Algunas causas incluyen los micro-traumas durante la cubrición, la fuga de eritrocitos desde el feto hacia la yegua durante una cesárea o al separar manualmente la placenta; o a causa de transfusiones sanguíneas realizadas en el pasado. La yegua transfiere al potro una porción de sus anticuerpos circulantes que una vez absorbidos destruyen los glóbulos sanguíneos del neonato. Los potros son totalmente normales en el momento del nacimiento y comienzan a mostrar síntomas transcurridas unas 12 horas de la ingestión del calostro. Los síntomas incluyen debilidad, letargia, ictericia (membranas mucosas amarillentas), hemoglobinuria (orina de color oscuro porque contiene hemoglobina) y, en los casos más graves; la muerte del potro. El tratamiento de esta enfermedad consiste en la administración de terapia de soporte, alimentación con leche o calostro artificial durante las primeras 48-72 horas de vida y, en caso necesario; la transfusión de plasma para asegurar el correcto estado inmunitario.
Os deseamos a todos una provechosa estación reproductiva y deseamos que vuestros potros crezcan sanos y fuertes.